jueves, 13 de agosto de 2009

Perú: ¿debemos optar por los transgénicos?

Por ISABEL GUERRERO

En las últimas décadas se ha generado una gran controversia en torno al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) y organismos vivos modificados (OVM) o transgénicos, que, de acuerdo con el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología adoptado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) , son organismos vivos que poseen una combinación de material genético que se ha obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna (BM). La BM consiste en una variedad de técnicas que permiten la transferencia selectiva de uno o varios genes de un organismo vivo hacia otro.

Las estadísticas al año 2007 (James 2007) revelan que la superficie cultivada mundial asciende a 114,3 millones de hectáreas que se distribuye en 23 países, lo que significa un crecimiento de 12% con respecto a 2006. De otro lado, los productos transgénicos con mayor superficie cultivada, al año 2007 (James 2007), fueron: la soya, con 52%; el maíz, con 31%; el algodón, con 13% y la canola, con 5%.

Debido a los movimientos transfronterizos de los OGM y las diferentes posiciones de los países al respecto, el acuerdo conocido como el Protocolo de Cartagena (CDB 2000) proporciona un marco normativo internacional para reconciliar las necesidades de protección del comercio y del medioambiente en una industria mundial en rápido crecimiento. La creación, producción, transformación y comercialización de OGM son controversiales para la sociedad, ya que muchas veces los efectos en el mediano y largo plazo son poco conocidos por los actores de la cadena. El Protocolo de Cartagena se elaboró con el fin de garantizar un nivel adecuado de protección en la esfera de la transferencia, manipulación y utilización seguras de los organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología moderna, que puedan tener efectos adversos en la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana y centrándose concretamente en los movimientos transfronterizos.

En el ámbito nacional existe mucha discusión sobre la producción, la importación y el consumo de OGM. Por un lado, el Ministro del Ambiente asegura que su primera opción es que el país sea libre de transgénicos, debido a que «El Perú es un centro mundial de recursos genéticos nativos de importancia mundial, como la papa y el maíz, entre muchos otros […] primero debemos dar prioridad a nuestros recursos genéticos y luego pensar en los transgénicos importados y patentados» (Brack 2008) . Sin embargo, existen algunas opiniones contrarias, como la del ex ministro de Agricultura, Ismael Benavides, quien sostiene que aceptar el ingreso de los transgénicos es «una decisión inteligente y pensando en el futuro alimentario de los peruanos [ya que estos] mejorarán la productividad de los campos y reducirán futuras crisis de alimentos» . Asimismo, Alex Grossman, representante del ex Ministro de Agricultura mencionado, votó en contra de un acuerdo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que, ante la imposibilidad científica de determinar los perjuicios del uso de los OGM, las empresas asuman el costo de cualquier impacto. Esta decisión causó mucha controversia, pues no reflejaba la opinión concertada del país. A pesar de que el actual ministro de Agricultura, Carlos Leyton, no le ha dado libre ingreso a estos productos, ha solicitado al Ministro del Ambiente que sustente científicamente su negativa; así como, que se desarrolle una norma de bioseguridad en la que se establezca los casos en los que se puede permitir el ingreso de un OGM, de manera que se pruebe caso por caso su impacto en la biodiversidad.

Estas posiciones reflejan una parte de la discusión alrededor de estos productos, discusiones que tienen que llegar a un consenso sobre si el Perú es o no un país libre de transgénicos. Por ello, a modo de ejercicio, se profundizará de manera cualitativa los argumentos a favor y en contra de la introducción de semillas, producción y comercialización de OGM, sobre la base de las dimensiones ambiental, social, económica y legal.

DIMENSIÓN AMBIENTAL

En la dimensión ambiental, el Instituto de Biotecnología de la Universidad Agraria La Molina menciona que la biotecnología moderna, a diferencia de la tradicional, permite la transferencia selectiva de un gen o unos pocos genes deseables, y no el cruce incontrolado de cientos o miles de genes. Muchos de estos caracteres desarrollados en las nuevas variedades defienden a las plantas de insectos, enfermedades y malas hierbas que pueden devastar los cultivos; además, pueden reducir el riesgo de contaminación por fertilizantes y plaguicidas, y se puede optimizar el uso de agua en la agricultura.

De otro lado, los argumentos en contra, promovidos por organismos no gubernamentales (ONG) de conservación, sostienen que introducir OGM en zonas agrícolas trae consigo riesgos de contaminación (transferencia de material genético) de especies nativas cercanas y de especies depredadoras, que tienen impactos negativos en la biodiversidad. Además, no se conoce si el OGM introducido es una especie dominante y desplaza a otras especies, o si genera que sus depredadores evolucionen haciéndose más resistentes a los pesticidas, requiriéndose cantidades mayores de estos elementos en el largo plazo. De otro lado, la modificación genética de especies forestales es un tema inclusive más delicado por la variedad de servicios ambientales que provee, de manera que su alteración genera implicancias en la funcionalidad de los ecosistemas.

DIMENSIÓN SOCIAL

En la dimensión social resaltan los siguientes puntos de discusión: seguridad alimentaria y nutrición, salud y equidad. Con respecto a la seguridad alimentaria, se considera que los OGM pueden ser un instrumento para aliviar la hambruna en las zonas pobres, mediante el aumento de valor nutritivo en ciertos cultivos; y también pueden ser útiles para aumentar la producción de alimentos, en vista del crecimiento poblacional mundial y la escasez de tierras. Sin embargo, no son muchos los casos en los que el conocimiento generado por la biotecnología ha llegado a los encargados de combatir la desnutrición y de promover la seguridad alimentaria en países en desarrollo, razón por la cual los beneficios no se reparten de manera equitativa. En cuanto a la salud, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO (2001) , la inocuidad de los OGM debe ser probada mediante un análisis de riesgos, antes de poder ser distribuidos. La evaluación del riesgo de los OGM se basa en el concepto de equivalencia sustancial, con la que se determina si el alimento modificado genéticamente es tan inocuo como su homólogo tradicional. Este análisis debe realizarse en diferentes etapas del proceso productivo de un OGM, ya que es probable que los efectos no se vean en el corto plazo. Además, es necesario prestar especial atención a los posibles riesgos de añadir alérgenos al suministro alimentario, por lo que debe presentarse la información para que los consumidores adquieran los productos según sus preferencias.

DIMENSIÓN ECONÓMICA

En el sentido económico, uno de los argumentos a favor de los OGM es el incremento de la producción agrícola con la misma cantidad de insumos, ya que el cultivo de los OGM aumenta la productividad. Sin embargo, este argumento pierde fuerza cuando se observa que los cultivos de OGM se producen en grandes extensiones de tierra y solo reducen los costos para ciertos grupos de agricultores con poder económico. De otro lado, bajo la premisa que los consumidores buscan maximizar su nivel de bienestar cuando adquieren un determinado producto, la selección del mismo debería realizarse sobre la base de información completa de las características del producto, así como de sus riesgos de consumo. En este sentido, el artículo 5 del Decreto Legislativo 716, Ley de Protección al Consumidor en el Perú, establece que cuando compremos un producto o servicio, tenemos derecho a exigir que nos informen todas sus características, para decidir si nos conviene o no adquirirlo. Es decir, la publicidad, las etiquetas, los precios, las instrucciones, las garantías y la información de los productos y servicios ofrecidos deben ser completos, claros y verdaderos.

Por este motivo, es responsabilidad de los vendedores o proveedores brindar toda la información necesaria para que los consumidores puedan realizar una elección fundamentada. Sin embargo, en la mayoría de países en desarrollo, los consumidores no acceden a la información para tomar sus decisiones, con lo cual se incumple este derecho. Adicionalmente, en el mismo artículo 5, se establece la protección eficaz de los consumidores: «Los vendedores o proveedores han de tomar las medidas necesarias para que los productos o servicios ofrecidos no pongan en riesgo su salud o integridad física». Entonces, dada esta ley, es necesario que los vendedores o proveedores de OGM consideren los posibles efectos que pueden tener estos productos en la salud y la integridad física de los seres humanos en el mediano y largo plazo, y lo comuniquen eficazmente.

DIMENSIÓN LEGAL

En la dimensión legal, las principales biotecnologías que se utilizan en la actualidad están patentadas y se concentran en un grupo pequeño de entidades privadas, hecho que altera la estructura de la investigación al privatizar el conocimiento. Tradicionalmente, el Estado investigaba por medio de una entidad científica nacional, de modo que los hallazgos eran comunicados al público. Actualmente, la investigación es realizada por el inversionista privado en alianza con alguna universidad, por lo que el privado patenta los derechos y vende el conocimiento en el mercado, y, a su vez, tiene menos incentivos para comunicar los posibles riesgos asociados a su producto OGM.

La asignación de derechos de propiedad asegura el retorno de la inversión y la continuación de la investigación; sin embargo, cuando se trata de organismos vivos, se debe considerar también el tema ético. Por ejemplo, los agricultores tienen que pagar por la semilla cada vez que deciden cultivar, porque las semillas son estériles, lo cual genera una fuerte dependencia con respecto a las empresas, por lo general multinacionales. Esta figura crea monopolios, lo que implica que el inversionista se lleva una parte del excedente del consumidor y, con ello, el bienestar de este último disminuye. La renta que se genera a partir de la biotecnología incentiva a que otros inversionistas presten atención a los recursos genéticos, que en su mayoría se encuentran en los países en desarrollo. En muchos de estos países, como el Perú, con instituciones débiles y escaso desarrollo tecnológico, la apropiación del conocimiento y genes particulares de productos oriundos resulta sencilla para estas empresas que desarrollan productos farmacéuticos y alimenticios, que terminan vendiéndose o cobrando regalías a las comunidades y países que tradicionalmente cultivaban esa variedad. Al mismo tiempo, la posibilidad de contagios entre parcelas (de una parcela con cultivos transgénicos hacia otra con cultivos orgánicos) es alta, por lo que la regulación debería de ser lo suficientemente estricta para prevenir una situación como esta y establecer las penalidades cuando suceda.

A modo de conclusión
Tomar la decisión sobre la introducción de OGM al Perú debería hacerse considerando que actualmente, según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica–IFOAM, es el sétimo país con el mayor número de productores que cultivan productos orgánicos (alrededor de 33.500 pequeños productores). Adicionalmente, en el año 2007, el Perú alcanzó 275.000 hectáreas certificadas y en transición; y el valor FOB de las exportaciones peruanas de productos orgánicos ascendió a US$ 161,32 millones. Asimismo, se debe tomar en cuenta que las ventas mundiales de productos OGM ascendieron a US$ 6,9 mil millones en el mismo año, con una tasa de crecimiento de 9% (James 2007); mientras que la venta de productos orgánicos fue de US$ 41 mil millones, con una tasa de crecimiento del 17% .
Finalmente, puede ser de gran utilidad generar información cuantitativa que permita realizar un análisis beneficio-costo, en el nivel privado y social, para cada etapa de la cadena (creación, producción y comercialización de OGM) y de este manera determinar su conveniencia para cada grupo de actores y para la sociedad en general. Por lo tanto, esta decisión debe ser tomada de manera concensuada, conociendo y asumiendo las responsabilidades que trae consigo.

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1. Convenio sobre la Diversidad Biológica-CDB (2000). Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología. Montreal: Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
2. James, Clive (2007). Global Status of Commercialized Biotech/GM Crops: 2007. ISAAA Brief Nº 37. Ithaca, Nueva York: International Service for the Acquisition of Agri-Biotech Applications.
3. Brack, Antonio (2008). «Antonio Brack a favor de los alimentos orgánicos». En: El Comercio [Lima]. 5 de julio.
4. El Comercio (2008). «Benavides a favor de transgénicos, mientras Brack se opone». Lima: 5 de julio.
5. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO (2001). Los organismos modificados genéticamente, los consumidores, la inocuidad de los alimentos y el ambiente. Roma: FAO

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