domingo, 28 de junio de 2009

No más amenazas contra Chan Chan

¡Increíble, pero cierto! Ahora resulta que una empresa minera ha solicitado al Instituto Geológico Minero y Metalúrgico una autorización para explorar y explotar hierro en la zona de amortiguamiento de Chan Chan, un pedido insólito e inconcebible que debe ser rechazado de plano.
El Instituto Nacional de Cultura (INC) ha hecho bien en reaccionar a tiempo y garantizar que de ninguna manera aprobará un proyecto que constituye una clara transgresión a la Ley de Patrimonio Cultural vigente, aun cuando se disfrace bajo el argumento de que los lotes mineros se ubican fuera de la ciudadela y sobre las tierras que rodean el santuario prehispánico.
No es la primera vez que la ciudadela es avasallada. Además de saqueos infames, fue en su momento invadida por traficantes de tierras a pesar de que se trata de un bien invalorable que ostenta el título concedido por Unesco de Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconocimiento que solo pueden exhibir pocos monumentos del mundo.
Pero el pedido actual es tan risible, incoherente e insultante, que la propia empresa interesada en la extracción de hierro ha tenido que reconocer que no sabía que su pedido abarcaba una zona histórica.
Habría que decir, además, que su solicitud va en contra de todas las iniciativas orientadas a revalorar Chan Chan en los últimos tiempos, con el objetivo de consolidarlo como uno de los atractivos principales del turismo trujillano y nacional.
Hace apenas cinco meses, el Consejo Regional de La Libertad declaró en emergencia la ciudadela de Chan Chan debido a los daños que las lluvias causaron en sus estructuras. Y, recientemente, las autoridades departamentales anunciaron la aplicación de una serie de medidas de precaución para proteger el complejo de adobe de las inclemencias del clima y de un eventual fenómeno de El Niño en el 2010.
Debe quedar claro que, como hemos señalado reiteradamente, toda inversión es bienvenida al Perú. La inyección de capitales no solo permite el desarrollo de la infraestructura que el país necesita y la generación de divisas, sino que favorece el empleo con nuevos puestos de trabajo para miles de peruanos.
Sin embargo, tampoco se puede permitir ni alentar la agresión contra el patrimonio monumental que de manera cíclica pretende sorprendernos. Cada atentado contra esos bienes históricos no solo afecta la peruanidad sino que es como matar a la gallina de los huevos de oro, es decir, la riqueza que nos diferencia como país y revaloriza nuestra actividad turística.
Esta política no se opone a la inversión. Porque si bien tenemos muchos bienes culturales que aún no podemos poner en valor, sería un error no cautelar aquellos que con mucho esfuerzo están siendo recuperados.
Lamentablemente, como reconoce el propio INC, tales principios no se respetan y frecuentemente tenemos que reportar la destrucción de numerosos bienes o espacios patrimoniales. La responsabilidad recae en los gobiernos locales y regionales, encargados de conciliar criterios para minimizar el impacto de iniciativas descabelladas como la que se ha pretendido montar estos días en Chan Chan.
Fuente: El Comercio del 28.06.09