jueves, 25 de marzo de 2010

Mano dura contra la informalidad en la minería

Todos los peruanos estamos familiarizados con la informalidad pues este problema no se esconde: está en los puestos de venta de CD y DVD piratas, en el transporte urbano e interprovincial y en muchas otras actividades económicas. Por ello no sorprende que el sector que atrae más inversiones, el minero, tenga también su cuota de informalidad y que esta sea enorme: US$ 1,000 millones de producción anual, según estima la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía.Los "empresarios" que se dedican a la minería informal encuentran muchos incentivos para continuar operando pues no pagan ningún impuesto ni contribución, no son supervisados por el Estado y, principalmente, ofrecen salarios que, dada la precariedad económica de quienes trabajan en sus explotaciones, son inmensamente atractivos (superan en 11 veces el jornal que percibe un agricultor, por ejemplo). Sin embargo, los perjuicios que esta actividad genera son profundos.En primer lugar, al no cumplir con las exigencias de la legislación, no brindan a sus trabajadores condiciones laborales óptimas (vivienda, salud, etc.). En segundo lugar, la minería informal está afectando el medio ambiente de formas que en muchos casos son irreversibles (como está sucediendo en Madre de Dios) y, finalmente, originan un entorno en el cual el desgobierno y la corrupción son moneda corriente.Esta parte de la cadena productiva de la minería informal se encuentra documentada en numerosos estudios. Lo que falta conocer es cómo se comercializa esa producción, particularmente la de oro -que representa el 75% del total- y si en esa actividad están involucradas empresas formales. Tampoco se cuenta con información precisa acerca de la manera en que los insumos son adquiridos y transportados a los yacimientos, ni si estos se ubican en terrenos que han sido concesionados por el Estado.Para empezar a solucionar este gran problema, se necesita que las acciones del Estado (Gobiernos Regionales, Ministerios del Ambiente y de Energía y Minas, entre otros) sean concretas y se difundan para que así la población conozca las consecuencias de laborar en la minería informal. De lo contrario, los anaqueles seguirán llenándose de estudios con propuestas que nunca se ponen en práctica.
-Pongámonos de acuerdo. Una actividad informal es la que no cumple las formas. Una actividad ilegal la que no cumple la ley, y en el caso de la minería aluvial tenemos a quienes la desarrollan sin título habilitante; sin instrumento ambiental aprobado; sobre derechos de terceros; actúan al margen de los mecanismos de control y no cumplen normas laborales, ni de seguridad. Esa minería es, en rigor, una minería ilegal. Además, afecta la biodiversidad y el potencial de desarrollo de regiones amazónicas como Madre de Dios. Algunos dicen que es buena porque es una alternativa para aprovechar áreas mineralizadas de baja rentabilidad. Esto es falaz, ya que la lógica sobre la que se basa esta afirmación es enteramente perversa. Cumplir la ley cuesta, no cumplirla hace cualquier actividad más barata.
Manuel Pulgar-VidalDirector Ejecutivo - SociedadPeruana de Derecho Ambiental-
La minería informal en el Perú es una realidad en varias zonas del territorio nacional. Coexiste con una economía formal con la que busca acoplarse. Ejemplo son los ejes comerciales de los que obtienen los insumos que le permiten mantener sus actividades extractivas. Representa a su vez una situación social de escasez. Son varios los actores de este negocio los que suelen ver en la actividad informal una fuente de ingreso. Sin embargo, lo que se cuestiona es que cada vez más es un negocio que linda con lo delictivo. Sus parámetros apuntan a transgredir la norma en pos de la obtención de ganancia. La graveafectación al ambiente es lo más visible en esta línea, pero no es lo único. Detenerla representa asumir todos los ejes de este proceso atentatorio de la estabilidad social, jurídica y ambiental nacional, presentando alternativas reales.Gustavo Zambrano ChávezProfesor - PUCP