jueves, 13 de agosto de 2009

La gestión ambiental y social: hacia el desarrollo de una estrategia empresarial eficiente

Por EMILIO GARCÍA VEGA

Desde inicios de los años 1980, la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sostenible han evolucionado, tornándose en aspectos cada vez más relevantes en el desarrollo de estrategias empresariales eficientes de ejecutivos y empresarios. Se trata de variables que todo miembro de la comunidad empresarial debe manejar para lograr los objetivos fundamentales de sus organizaciones o emprendimientos. Así, el pensamiento estratégico y los respectivos modelos de negocios que se generan han pasado por una violenta transformación, de tal forma que cualquier planeamiento estratégico o formulación estratégica, a finales de la primera década del siglo XXI, que no incluya estos temas puede calificarse de incompleta y hasta inconclusa.

Así, cada vez más organizaciones incluyen aspectos de responsabilidad social y desarrollo sostenible en su visión, misión, objetivos y estrategias en todo nivel. En esta línea, dependiendo de la industria en la que se desarrollan, se abordan detalles específicos en términos sociales y ambientales o temas puntuales relacionados con una gama más amplia de stakeholders que la clásica (clientes, accionistas y trabajadores).

En suma, estos aspectos desempeñan un papel cada vez más protagónico en la estrategia empresarial.

ONCE RAZONES

A continuación, se presenta una serie de argumentos que tratan de explicar la importancia de los elementos sociales y ambientales en el desarrollo de la estrategia empresarial.

1. El consumidor demanda empresas responsables en todo sentido; es decir, tanto en el ámbito social, ambiental como económico.
El público peruano, de manera incipiente, está empezando a incluir estos temas en sus elecciones de productos o servicios. En la medida que haya mayor bienestar económico, la demanda por empresas socialmente responsables –y con un compromiso con el desarrollo sostenible– aumentará. Así, muchas proyecciones perfilan un crecimiento interno prometedor; es decir, más decisores que compran más. En cuanto al papel cada vez más activo que los consumidores están desempeñando en el tema ambiental, un buen ejemplo se puede encontrar en el Manual de educación en consumo sustentable, de Consumers International del año 1999 (citado por ASPEC, en Aprendiendo a consumir, Lima: 2000), que dice: «Suecia produce grandes cantidades de papel, que también se exporta. Durante muchos años las autoridades y las organizaciones ambientales trataron de convencer a la industria papelera de producir papel sin utilizar cloro. Recordemos que el cloro da al papel su color blanco, pero también contribuye a la creación de dioxinas, que son muy tóxicas y dañinas para el medio ambiente. Los industriales opinaban que no había mercado para el papel sin blanquear, y se resistían a cambiar sus métodos de producción. Esa opinión cambió, sin embargo, a finales de los años 80, gracias a la presión de una opinión pública que se había hecho fuerte y exigía poder comprar papel no blanqueado con cloro. Al iniciarse la producción de papel no blanqueado, el éxito de ventas fue tal, que todas las empresas papeleras comenzaron a producirlo. Las emisiones de cloro disminuyeron rápidamente. Este es un buen ejemplo de cómo la fuerza de los consumidores organizados puede producir cambios, más rápido de lo que se cree (sic)» (p. 80).

2. El mundo que conocemos muta constantemente, no solo en lo sociocultural sino también en el plano ambiental.
La contaminación, la escasez del agua, la falta de áreas verdes, entre otros asuntos, generan la existencia de una tendencia global a preocuparse más por cuidar el planeta y las fuentes de recursos y energía.

3. Desde finales de la década de 1980, el tema de la responsabilidad social se trata con una creciente fuerza en las escuelas de negocio, tanto en el nivel de pregrado como de posgrado.
Estos profesionales ya asumieron cargos directivos y estratégicos, y ascienden a jerarquías superiores de una manera acelerada.

4. La responsabilidad social empresarial puede ser una fuente de ventaja competitiva (Porter y Kramer 2006) .
Los autores establecen una pauta clara y precisa entre la gestión estratégica y el logro de objetivos, en donde lo social y lo ambiental se constituyen en elementos estratégicos. Asimismo, el artículo «La filantropía empresarial como ventaja competitiva» , de los mismos autores, resulta clave en el entendimiento de esta concepción.

5. La búsqueda de la eficiencia siempre será un tema de suma preocupación de la gestión moderna y calificada.
La disminución de costos es una constante en la clase empresarial, independientemente del tamaño de la empresa o del estilo de gestión. Los temas sociales y ambientales aplicados a la administración llevan a la maximización del uso de los recursos en todo nivel. Es decir, la gestión social, pero sobre todo la ambiental, puede ser empleada como una herramienta para identificar formas más eficientes de desarrollar procesos de manufactura o de otro tipo funcional.

6. La búsqueda de atributos diferenciadores.
La diferenciación como estrategia empresarial y, en un enfoque más específico, el posicionamiento como baluarte del plan de marketing necesitan de atributos que permitan que la empresa se diferencie; los temas sociales y ambientales adecuadamente gestionados pueden brindarlos.

7. El respaldo de la opinión pública.
Hace algunos años que se habla de la «licencia social», como una suerte de «pacto» entre la empresa y la sociedad. Se trata de un requerimiento que no es formal, pero que es totalmente estratégico para una organización. Los temas sociales y ambientales son elementos que permiten la obtención de esta suerte de autorización que brinda la sociedad.

8. En el ámbito legislativo, se debe tener en cuenta el Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales peruano.
Según Manuel Pulgar-Vidal (2003) , dicho código es considerado como la norma fundamental porque incorpora principios, derechos, instrumentos y un primer diseño de un marco institucional ambiental. El autor afirma que se incluyeron los siguientes lineamientos en la política ambiental nacional: a) el equilibrio entre el desarrollo socioeconómico, la conservación y el uso o aprovechamiento sostenible del ambiente y los recursos naturales; b) el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales; c) el principio de prevención; d) garantizar y mejorar la calidad de vida de la población; e) el principio contaminador-pagador; f) el derecho a la información y participación ciudadana; g) la concepción integral del ambiente; y h) la educación ambiental.

9. En el Perú, la minería está en constante exposición e indagación con respecto a los temas sociales y ambientales.
A pesar de que muchos empresarios afirman que las empresas formales de este sector toman los recaudos necesarios y respetan las normativas establecidas, se puede afirmar que las mineras informales sí constituyen un caso muy complicado, pues dañan el medioambiente y nadie las regula ni las restringe. Así, cada sector, industria y mercado tiene su propia problemática y naturaleza, razón por la cual no se puede plantear “fórmulas mágicas” ni “genéricas” para la gestión.

10. El empaque, por lo general, es un agente contaminador, sujeto a la reducción del uso de recursos con el fin de lograr la eficiencia.
Concienciar al consumidor al respecto puede hacer que este demande empaques más sencillos y ecológicos, que impliquen una reducción de costos interesante, mediante un análisis de costo-beneficio adecuado, que puede dar luces acerca de un driver para afinar la eficiencia operacional.

11. Las tendencias ambientalistas pueden ser un buen método para reducir costos o mantenerlos competitivos.
Por ejemplo, Pratt y Rojas (2000) afirman que «[…] anualmente cada empleado bancario produce unos 250 - 300 Kg. […] de material de desecho que requiere de eliminación. El hecho de evitar los desechos comienza al comprar productos. Se pueden lograr grandes ahorros en el consumo de papel y empaques. Algunos proveedores ya entregan sus productos en empaques retornables (es decir, reutilizables), por ejemplo, sobres para la correspondencia de los clientes. Esto puede producir ahorros de toneladas de cajas de cartón (sic)» (p. 7).

HERRAMIENTAS DE GESTIÓN

Seguidamente, se presentarán las herramientas clásicas de gestión que permiten incorporar la responsabilidad social y el desarrollo sostenible –en suma, la gestión social y ambiental– a la estrategia empresarial.

• Las ISO 14000 y la normativa ambiental. El International Standar Organization estableció la familia ISO 14000 como los estándares internacionales de la gestión ambiental. Esta incluye temas como la reducción del impacto ambiental de las diversas actividades industriales y el diseño de la prevención de hechos que pueden deteriorarlo. Saavedra (1999) escribió un artículo sobre la evolución de las normas ambientales, en el que menciona, como antecedentes, que en los Estados Unidos se aprobó la primera Ley sobre el Medio Ambiente (1899), a la cual se le denominó Acta de aprobación de ríos y puertos de 1899; en 1910, se aprobó el Acta de los insecticidas”; en 1912, el Acta sobre el servicio de salud pública y en 1924, el Acta de contaminación de petróleo. Posteriormente, en 1955, se puso en vigencia la Primera acta sobe el control de la contaminación del aire. Asimismo, señala que los partidos de Los Verdes europeos se convirtieron en defensores del tema ambiental y, por ende, en propulsores de normativas al respecto. Además, sostiene que son paradigmas importantes en el tema ambiental: la Conferencia de Estocolmo de 1972; la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (UNCED), celebrada en Brasil en 1992 y la British Standard 7750 (Norma BS 7750 o Sistemas de Gestión Medioambientales), que se publicó también en 1992 y es el eslabón más cercano para el desarrollo de la familia ISO 14000, la cual aparece en el primer quinquenio de la década de 1990. Cualquier estrategia empresarial que pretenda incluir iniciativas relacionadas con la conservación y respeto del ambiente, debería considerar como referente a esta norma ISO.
• Sustainability Scorecard (SSC). Kaplan y Norton, en la primera mitad de la década pasada, desarrollaron el Balance Scorecard (BSC) como un «tablero de mando integral» clave para la implementación y control de la estrategia. Años después apareció el SSC como una variante del BSC, que plantea la incorporación de la dimensión social y ambiental a las cuatro dimensiones clásicas planteadas por este último. En el Perú, la empresa Amanco –que fabrica tuberías, conexiones y accesorios plásticos para la conducción de fluidos, como agua, electricidad y gas– aplica la SSC en su labor gerencial y define su estrategia empresarial como: «Manejamos nuestros negocios usando un enfoque de gerencia del Triple Resultado que se centra en crecimiento económico, social y ambiental. Bajo este acercamiento, intentamos obtener el mejor rendimiento y los más altos ingresos para nuestros negocios, mientras nos esforzamos en reforzar efectos ambientales y sociales positivos a través de nuestras operaciones. El Sustainability Scorecard (SSC) es una herramienta de gerencia que utilizamos para definir objetivos e identificar los indicadores estratégicos que nos permiten medir nuestro funcionamiento en la puesta en práctica del Triple Resultado, ayudándonos a desarrollar una estrategia de negocio única y sostenible que se esfuerza para el logro financiero, social y ambiental. Al poner este enfoque de negocio en marcha, intentamos promover una cultura del pensamiento estratégico a cada nivel de nuestras operaciones y demostrar cómo el uso de objetivos sociales y ambientales puede crear valor para nuestro negocio» ().
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EL PROYECTO ECOBANKING

Un caso interesante que resume el espíritu y mensaje que se busca dejar en estas líneas es el proyecto Ecobanking, auspiciado por el Centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible-CLACDS del INCAE, la Internationale Weiterbildung und Entwicklung GMBH-InWEnt (Alemania), la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI) y el Grupo AVINA, y en el que participan los bancos más importantes del planeta. «Las Instituciones financieras alrededor del mundo se han dado cuenta que pueden mejorar la eficiencia, disminuir el riesgo, reducir costos y satisfacer mejor las necesidades de sus accionistas y las sociedades para las que trabajan, mejorando su desempeño ambiental. El Proyecto tiene como fin mejorar la competitividad del Sector Financiero Latinoamericano a través de una mejor administración ambiental, reducción de riesgos ambientales y sociales, y diseño de productos financieros innovadores (sic)» (). Cabe mencionar que en la página web citada se puede encontrar información acerca de buenas prácticas en el tema, implementadas en las instituciones financieras en el ámbito mundial.

EL FUTURO

Más allá de la total certeza de que la aplicación de estos temas a la gestión estratégica de la empresa está relacionado con los valores personales y la sostenibilidad de la sociedad en la cual nos desarrollamos, es evidente la existencia de industrias en las cuales es más urgente y viable la asunción de estos elementos como parte de la estrategia por razones directas del mercado. La gestión social y ambiental de una empresa puede ser parte o generar factores críticos del éxito en industrias altamente competitivas. En estas líneas, se trata de establecer un escenario futuro con respecto a estas afirmaciones.

• El desarrollo sostenible se está instalando de manera cada vez más sólida en el mundo de los negocios. Estrategias empresariales que garanticen la consecución de resultados económicos aunados a una preocupación social y ambiental serán muy pertinentes en el mundo «poscrisis financiera».
• La medición de estos ámbitos y las certificaciones que garanticen que las empresas son responsables serán de sumo interés como argumento de ventas; primero, en el mercado organizacional y con mayor fuerza, año a año, en los mercados de consumo masivo. Cabe mencionar que, en la actualidad, la lSO 26000 se encuentra en elaboración. Esta representará una guía para el desarrollo de la responsabilidad social empresarial.
• Cada vez habrán más iniciativas gremiales y sectoriales que empujen a los empresarios y ejecutivos a involucrarse en temas sociales y ambientales.
• Los consumidores serán progresivamente más activos y su capacidad de organización aumentará de manera exponencial a cada momento, ya que la globalización, la tecnología y la Internet les permiten agruparse, asociarse, formar comunidades virtuales, crear redes sociales, elaborar manifiestos participativos, entre otros. Todo desde su PC o laptop en su hogar, universidad u oficina.
• El deterioro del medioambiente seguirá y se llegará a situaciones extremas de escasez de recursos, como el agua o fuentes energéticas.
• La filosofía de los negocios inclusivos –una suerte de último estadio de desarrollo de la responsabilidad social empresarial–, que consiste en incluir a las mayorías menos favorecidas económicamente en la cadena de valor de la organización, puede ser una herramienta que brinde aspectos para la integración de lo social, ambiental y económico.

Ante un panorama tan claro en lo que respecta a la gestión ambiental y social, no quedaría mayor ni menor excusa para asumir el tema y empezar –o continuar– la construcción de una estrategia de negocios eficiente y saludable, por el bien de nuestras empresas y del ecosistema que nos acoge sin cobrarnos ningún tipo de «alquiler».

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1. Porter, Michael E. y Mark R. Kramer (2006). «Estrategia y sociedad: el vínculo entre ventaja competitiva y responsabilidad social corporativa». En: Harvard Busines Review, vol. 84, Nº 12, diciembre, pp. 42-57.
2. Porter, Michael E. y Mark R. Kramer (2003). «La filantropía empresarial como ventaja competitiva». En: Harvard Busines Review, Nº 112, enero-febrero, pp. 7-20.
3. Pulgar-Vidal, Manuel (2003). «Evolución, tendencias y perspectivas de la gestión ambiental en el Perú». Seminario internacional La Política Ambiental en América Latina. Bogotá, noviembre.
4. Pratt, Lawrence y Edgar Rojas (2000). «Desafíos para el sector financiero latinoamericano». En: Boletín INCAE, Nº 7, setiembre-diciembre, pp. 7-8.
5. Saavedra, Ladislao (1999). «ISO 14000 y la gestión medio ambiental». En: Quipucamayoc, Nº 2, segundo semestre.




Jueves, 13 de agosto
Punto de Equilibrio
Perú: ¿debemos optar por los transgénicos? (Regresar)

Por ISABEL GUERRERO

En las últimas décadas se ha generado una gran controversia en torno al cultivo de organismos genéticamente modificados (OGM) y organismos vivos modificados (OVM) o transgénicos, que, de acuerdo con el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología adoptado por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) , son organismos vivos que poseen una combinación de material genético que se ha obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna (BM). La BM consiste en una variedad de técnicas que permiten la transferencia selectiva de uno o varios genes de un organismo vivo hacia otro.

Las estadísticas al año 2007 (James 2007) revelan que la superficie cultivada mundial asciende a 114,3 millones de hectáreas que se distribuye en 23 países, lo que significa un crecimiento de 12% con respecto a 2006. De otro lado, los productos transgénicos con mayor superficie cultivada, al año 2007 (James 2007), fueron: la soya, con 52%; el maíz, con 31%; el algodón, con 13% y la canola, con 5%.

Debido a los movimientos transfronterizos de los OGM y las diferentes posiciones de los países al respecto, el acuerdo conocido como el Protocolo de Cartagena (CDB 2000) proporciona un marco normativo internacional para reconciliar las necesidades de protección del comercio y del medioambiente en una industria mundial en rápido crecimiento. La creación, producción, transformación y comercialización de OGM son controversiales para la sociedad, ya que muchas veces los efectos en el mediano y largo plazo son poco conocidos por los actores de la cadena. El Protocolo de Cartagena se elaboró con el fin de garantizar un nivel adecuado de protección en la esfera de la transferencia, manipulación y utilización seguras de los organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología moderna, que puedan tener efectos adversos en la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana y centrándose concretamente en los movimientos transfronterizos.

En el ámbito nacional existe mucha discusión sobre la producción, la importación y el consumo de OGM. Por un lado, el Ministro del Ambiente asegura que su primera opción es que el país sea libre de transgénicos, debido a que «El Perú es un centro mundial de recursos genéticos nativos de importancia mundial, como la papa y el maíz, entre muchos otros […] primero debemos dar prioridad a nuestros recursos genéticos y luego pensar en los transgénicos importados y patentados» (Brack 2008) . Sin embargo, existen algunas opiniones contrarias, como la del ex ministro de Agricultura, Ismael Benavides, quien sostiene que aceptar el ingreso de los transgénicos es «una decisión inteligente y pensando en el futuro alimentario de los peruanos [ya que estos] mejorarán la productividad de los campos y reducirán futuras crisis de alimentos» . Asimismo, Alex Grossman, representante del ex Ministro de Agricultura mencionado, votó en contra de un acuerdo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para que, ante la imposibilidad científica de determinar los perjuicios del uso de los OGM, las empresas asuman el costo de cualquier impacto. Esta decisión causó mucha controversia, pues no reflejaba la opinión concertada del país. A pesar de que el actual ministro de Agricultura, Carlos Leyton, no le ha dado libre ingreso a estos productos, ha solicitado al Ministro del Ambiente que sustente científicamente su negativa; así como, que se desarrolle una norma de bioseguridad en la que se establezca los casos en los que se puede permitir el ingreso de un OGM, de manera que se pruebe caso por caso su impacto en la biodiversidad.

Estas posiciones reflejan una parte de la discusión alrededor de estos productos, discusiones que tienen que llegar a un consenso sobre si el Perú es o no un país libre de transgénicos. Por ello, a modo de ejercicio, se profundizará de manera cualitativa los argumentos a favor y en contra de la introducción de semillas, producción y comercialización de OGM, sobre la base de las dimensiones ambiental, social, económica y legal.

DIMENSIÓN AMBIENTAL

En la dimensión ambiental, el Instituto de Biotecnología de la Universidad Agraria La Molina menciona que la biotecnología moderna, a diferencia de la tradicional, permite la transferencia selectiva de un gen o unos pocos genes deseables, y no el cruce incontrolado de cientos o miles de genes. Muchos de estos caracteres desarrollados en las nuevas variedades defienden a las plantas de insectos, enfermedades y malas hierbas que pueden devastar los cultivos; además, pueden reducir el riesgo de contaminación por fertilizantes y plaguicidas, y se puede optimizar el uso de agua en la agricultura.

De otro lado, los argumentos en contra, promovidos por organismos no gubernamentales (ONG) de conservación, sostienen que introducir OGM en zonas agrícolas trae consigo riesgos de contaminación (transferencia de material genético) de especies nativas cercanas y de especies depredadoras, que tienen impactos negativos en la biodiversidad. Además, no se conoce si el OGM introducido es una especie dominante y desplaza a otras especies, o si genera que sus depredadores evolucionen haciéndose más resistentes a los pesticidas, requiriéndose cantidades mayores de estos elementos en el largo plazo. De otro lado, la modificación genética de especies forestales es un tema inclusive más delicado por la variedad de servicios ambientales que provee, de manera que su alteración genera implicancias en la funcionalidad de los ecosistemas.

DIMENSIÓN SOCIAL

En la dimensión social resaltan los siguientes puntos de discusión: seguridad alimentaria y nutrición, salud y equidad. Con respecto a la seguridad alimentaria, se considera que los OGM pueden ser un instrumento para aliviar la hambruna en las zonas pobres, mediante el aumento de valor nutritivo en ciertos cultivos; y también pueden ser útiles para aumentar la producción de alimentos, en vista del crecimiento poblacional mundial y la escasez de tierras. Sin embargo, no son muchos los casos en los que el conocimiento generado por la biotecnología ha llegado a los encargados de combatir la desnutrición y de promover la seguridad alimentaria en países en desarrollo, razón por la cual los beneficios no se reparten de manera equitativa. En cuanto a la salud, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO (2001) , la inocuidad de los OGM debe ser probada mediante un análisis de riesgos, antes de poder ser distribuidos. La evaluación del riesgo de los OGM se basa en el concepto de equivalencia sustancial, con la que se determina si el alimento modificado genéticamente es tan inocuo como su homólogo tradicional. Este análisis debe realizarse en diferentes etapas del proceso productivo de un OGM, ya que es probable que los efectos no se vean en el corto plazo. Además, es necesario prestar especial atención a los posibles riesgos de añadir alérgenos al suministro alimentario, por lo que debe presentarse la información para que los consumidores adquieran los productos según sus preferencias.

DIMENSIÓN ECONÓMICA

En el sentido económico, uno de los argumentos a favor de los OGM es el incremento de la producción agrícola con la misma cantidad de insumos, ya que el cultivo de los OGM aumenta la productividad. Sin embargo, este argumento pierde fuerza cuando se observa que los cultivos de OGM se producen en grandes extensiones de tierra y solo reducen los costos para ciertos grupos de agricultores con poder económico. De otro lado, bajo la premisa que los consumidores buscan maximizar su nivel de bienestar cuando adquieren un determinado producto, la selección del mismo debería realizarse sobre la base de información completa de las características del producto, así como de sus riesgos de consumo. En este sentido, el artículo 5 del Decreto Legislativo 716, Ley de Protección al Consumidor en el Perú, establece que cuando compremos un producto o servicio, tenemos derecho a exigir que nos informen todas sus características, para decidir si nos conviene o no adquirirlo. Es decir, la publicidad, las etiquetas, los precios, las instrucciones, las garantías y la información de los productos y servicios ofrecidos deben ser completos, claros y verdaderos.

Por este motivo, es responsabilidad de los vendedores o proveedores brindar toda la información necesaria para que los consumidores puedan realizar una elección fundamentada. Sin embargo, en la mayoría de países en desarrollo, los consumidores no acceden a la información para tomar sus decisiones, con lo cual se incumple este derecho. Adicionalmente, en el mismo artículo 5, se establece la protección eficaz de los consumidores: «Los vendedores o proveedores han de tomar las medidas necesarias para que los productos o servicios ofrecidos no pongan en riesgo su salud o integridad física». Entonces, dada esta ley, es necesario que los vendedores o proveedores de OGM consideren los posibles efectos que pueden tener estos productos en la salud y la integridad física de los seres humanos en el mediano y largo plazo, y lo comuniquen eficazmente.

DIMENSIÓN LEGAL

En la dimensión legal, las principales biotecnologías que se utilizan en la actualidad están patentadas y se concentran en un grupo pequeño de entidades privadas, hecho que altera la estructura de la investigación al privatizar el conocimiento. Tradicionalmente, el Estado investigaba por medio de una entidad científica nacional, de modo que los hallazgos eran comunicados al público. Actualmente, la investigación es realizada por el inversionista privado en alianza con alguna universidad, por lo que el privado patenta los derechos y vende el conocimiento en el mercado, y, a su vez, tiene menos incentivos para comunicar los posibles riesgos asociados a su producto OGM.

La asignación de derechos de propiedad asegura el retorno de la inversión y la continuación de la investigación; sin embargo, cuando se trata de organismos vivos, se debe considerar también el tema ético. Por ejemplo, los agricultores tienen que pagar por la semilla cada vez que deciden cultivar, porque las semillas son estériles, lo cual genera una fuerte dependencia con respecto a las empresas, por lo general multinacionales. Esta figura crea monopolios, lo que implica que el inversionista se lleva una parte del excedente del consumidor y, con ello, el bienestar de este último disminuye. La renta que se genera a partir de la biotecnología incentiva a que otros inversionistas presten atención a los recursos genéticos, que en su mayoría se encuentran en los países en desarrollo. En muchos de estos países, como el Perú, con instituciones débiles y escaso desarrollo tecnológico, la apropiación del conocimiento y genes particulares de productos oriundos resulta sencilla para estas empresas que desarrollan productos farmacéuticos y alimenticios, que terminan vendiéndose o cobrando regalías a las comunidades y países que tradicionalmente cultivaban esa variedad. Al mismo tiempo, la posibilidad de contagios entre parcelas (de una parcela con cultivos transgénicos hacia otra con cultivos orgánicos) es alta, por lo que la regulación debería de ser lo suficientemente estricta para prevenir una situación como esta y establecer las penalidades cuando suceda.

A modo de conclusión
Tomar la decisión sobre la introducción de OGM al Perú debería hacerse considerando que actualmente, según la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica–IFOAM, es el sétimo país con el mayor número de productores que cultivan productos orgánicos (alrededor de 33.500 pequeños productores). Adicionalmente, en el año 2007, el Perú alcanzó 275.000 hectáreas certificadas y en transición; y el valor FOB de las exportaciones peruanas de productos orgánicos ascendió a US$ 161,32 millones. Asimismo, se debe tomar en cuenta que las ventas mundiales de productos OGM ascendieron a US$ 6,9 mil millones en el mismo año, con una tasa de crecimiento de 9% (James 2007); mientras que la venta de productos orgánicos fue de US$ 41 mil millones, con una tasa de crecimiento del 17% .
Finalmente, puede ser de gran utilidad generar información cuantitativa que permita realizar un análisis beneficio-costo, en el nivel privado y social, para cada etapa de la cadena (creación, producción y comercialización de OGM) y de este manera determinar su conveniencia para cada grupo de actores y para la sociedad en general. Por lo tanto, esta decisión debe ser tomada de manera concensuada, conociendo y asumiendo las responsabilidades que trae consigo.

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1. Convenio sobre la Diversidad Biológica-CDB (2000). Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología. Montreal: Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
2. James, Clive (2007). Global Status of Commercialized Biotech/GM Crops: 2007. ISAAA Brief Nº 37. Ithaca, Nueva York: International Service for the Acquisition of Agri-Biotech Applications.
3. Brack, Antonio (2008). «Antonio Brack a favor de los alimentos orgánicos». En: El Comercio [Lima]. 5 de julio.
4. El Comercio (2008). «Benavides a favor de transgénicos, mientras Brack se opone». Lima: 5 de julio.
5. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO (2001). Los organismos modificados genéticamente, los consumidores, la inocuidad de los alimentos y el ambiente. Roma: FAO

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