sábado, 19 de diciembre de 2009

Nada parecido a lo esperado

Por: Martha Meier Miró Quesada *
Quizá fue el frío. Mientras los máximos líderes discutían —efectivamente discutían, no dialogaban— sobre las medidas para contrarrestar el calentamiento global, en la capital del reino de Dinamarca nevaba y la temperatura era de 4 grados bajo cero.
Quizá la XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, COP-15, hubiera tenido otros resultados de haber sido su escenario Maldivas, país en el Océano Índico compuesto por un millar de islas que está siendo devorado por el mar. O en las inundadas costas de Bangladesh donde miles de personas han sido desplazadas por los ciclones. De repente en el Perú, nomás, a los pies del Pastoruri, allí donde antes podía esquiarse en una nieve que se derritió para no volver.
En Copenhague ha quedado demostrado cuán lejos están los líderes políticos de los pueblos a los que representan.
La gente de a pie, llegada de diversas partes del mundo, invocaba en las calles para que se llegase a un acuerdo justo, coherente y vinculante. Eso no se logró y podríamos decir que ni siquiera se intentó (salvo los países europeos).
Las posiciones de Estados Unidos, China y la India estaban cerradas y eran antagónicas. Pero algo se notó aquí, en el mundo la fuerza de las voces está empezando a cambiar.
Países a los que antes no se les prestaba atención cuentan hoy con un creciente liderazgo. Tal es el caso de la coalición africana, por citar un ejemplo. Un grupo de países emergentes, subdesarrollados y pobres, pero con un mensaje claro y conciso sobre la cuestión ambiental que, a partir de hoy, cuenta con el respaldo de millones de personas justamente de los países industrializados que, sin duda, le pasarán la factura a sus políticos por no volver a casa con el tan esperado tratado bajo el brazo.
El divorcio entre el discurso y la acción ha quedado también evidenciado, especialmente en el caso del presidente Barack Obama. Como evidenciada la sincera vocación y compromiso de la Unión Europea y de Gran Bretaña para lograr avances significativos. Hasta el último momento los europeos batallaron por un acuerdo vinculante y obligatorio. Y culminada la cumbre, pasada la una de la mañana, sus voceros dieron cara a la prensa y dejaron en claro que sus compromisos son vinculantes para todos los estados miembros y que en ellos no hay retrocesos.
Esta vez no se ha logrado lo esperado, pero esto no es el fin del mundo. Un mal acuerdo es mejor que ninguno, aunque Anne Jellema, de la ONG Actionaid, está convencida de que “ningún acuerdo hubiese sido mejor que el mal acuerdo adoptado aquí”.
Como fuere, el proceso sigue, los compromisos del Protocolo de Kioto están vigentes hasta el 2012 y sus mecanismos estructurales y de financiamiento no tienen fecha de caducidad.
México será sede de la próxima conferencia a mediados del 2010 y allí se espera que se ponga sobre la mesa una oferta más seria.
De esa oferta depende demostrarle a los “antisistema” que sí se puede, que el capitalismo está en capacidad de ofrecer las soluciones que plantea el cambio climático. Los únicos contentos con todo esto son justamente los “antisistema”.
Evo Morales, presidente de Bolivia, dijo sonriente: “El problema del clima se terminará cuando se acabe el capitalismo”. Y Hugo Chávez, mirando a los líderes del mundo libre, espetó: “Esto huele a azufre”. ¿Sería su propio perfume?[*] ESPECIALIZADA EN TEMAS AMBIENTALES
http://elcomercio.pe/impresa/notas/nada-parecido-lo-esperado/20091219/383460

Tibios acuerdos sobre calentamiento global

Líderes mundiales mantienen compromiso de que temperatura no suba más de 2 grados. Texto no incluye cifras para reducción de las emisiones ni el concepto de verificación. Ningún país quedó del todo satisfecho, pero lo consideran un importante primer paso
COPENHAGUE. La XV Conferencia de las Naciones Unidas sobre Clima, COP-15, terminó en un acuerdo de mínimos después de 12 días de beligerancia más que de negociación entre las partes. Estados Unidos mantuvo su postura cerrada igual que China. Al cierre de esta edición se ha llegado a acuerdos consensuados por Estados Unidos, China, India, Sudáfrica y la UE como la voluntad de mantener el alza de temperatura en 2 °C y crear un fondo de 100 mil millones de dólares en el largo plazo para ayudar a financiar la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
El resto de países votará sobre el texto en la plenaria de cierre que se desarrollará en las próximas horas.
En la reunión quedaron pendientes, hasta febrero del 2010, las metas de recortes de emisiones por cada país.
Las negociaciones de Copenhague se proponían lograr un nuevo acuerdo de reducción de emisiones de CO2, por encima de los compromisos del Protocolo de Kioto, en el que no están incluidos ni EE.UU. ni China, los dos más grandes emisores de gases de efecto invernadero. El presidente Barack Obama llegó para coincidir con la propuesta de su negociador Todd Stern, ya ratificada por su secretaria de Estado, Hillary Clinton, es decir, ninguna reducción de emisiones más allá del 4%, en el 2020 respecto a 1990.
Apenas transcurrida la mañana de ayer, sobre el mediodía, empezó a quedar claro que Copenhague desembocaría en un magro resultado. A esa hora Luiz Inácio Lula da Silva, frente al plenario, utilizó la palabra “frustración” para referirse al proceso y deseó “un milagro” para que en la tarde se resolvieran los entrampamientos de las negociaciones. El presidente de Brasil reiteró los compromisos de su país (casi 40% menos emisiones en el 2020 respecto a la tendencia actual) y fue más lejos: “Si es necesario haremos más sacrificios. Brasil está dispuesto a transferir dinero a otros países que lo necesiten”, ofreció intentando dar la pauta a otros países emergentes reacios a colaborar con un fondo internacional para el cambio climático. “Lo que no aceptaremos —añadió— es firmar un documento que no valga la pena”.
Enseguida le tocó el turno al más esperado de los 120 jefes de Estado que llegaron a Copenhague: el presidente de EE.UU. Barack Obama, como estaba previsto, no anunció recortes de emisiones más ambiciosos, pero tampoco llenó el vacío dejado la víspera por Hilary Clinton en cuanto a financiación para el cambio climático: “Nos comprometeremos en el esfuerzo mundial para movilizar 100 mil millones de dólares a partir del 2020 si y solo si este esfuerzo forma parte de un acuerdo más amplio”, subrayó Obama sin especificar qué proporción de ese dinero aportaría EE.UU.
El acuerdo más amplio que pretende Washington debería incluir acciones de mitigación de emisiones de parte de los países emergentes, así como la posibilidad de supervisarlas: “Debemos tener un mecanismo que nos permita comprobar que se está cumpliendo con los compromisos y debemos intercambiar esta información de manera transparente”, reiteró Obama, quien antes de su intervención había sostenido ya un encuentro bilateral infructuoso sobre el tema con el primer ministro Wen Jiabao. China, amparándose en el texto de la Convención de la ONU para el Clima y la Hoja de Ruta de Bali, se mantuvo opuesta a aceptar la auditoría internacional de sus políticas verdes.
Hugo Chávez, pasadas las 2 de la tarde, le puso una nota extra de suspenso a la parte visible de la jornada: advirtió que ni Venezuela ni los demás países del ALBA firmarían un acuerdo elaborado entre una “élite de países” a espaldas de “los pueblos democráticos del mundo”. El presidente de Venezuela se refería al texto que la presidencia danesa y unos 25 jefes de Estado representativos de los países y bloques claves en las negociaciones (EE.UU., UE, China, África, Estados Insulares, Brasil, México) trataban de concertar desde la noche del jueves para que Copenhague por lo menos arrojase un acuerdo político mínimo.
“El peor acuerdo”Ese fue el calificativo que le dio al acuerdo de ayer el delegado de Sudán, Lumumba di Aping, cuyo país preside el grupo G77, que reúne a 130 países en vías de desarrollo.

Copenhague aprobó acuerdo en medio de polémica y rechazo de varios países

Copenhague (Reuters) . La cumbre sobre cambio climático organizada por Naciones Unidas evitó el fracaso el sábado al “reconocer” formalmente un nuevo acuerdo impulsado por el líder estadounidense Barack Obama y las potencias emergentes, incluyendo a China.
“Finalmente sellamos un acuerdo”, expresó el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. “El “Acuerdo de Copenhague” puede no ser todo lo que todos habían esperado, pero esta decisión (...) es un comienzo importante”, argumentó.
Sin embargo, la decisión luego de los maratónicos diálogos climáticos de 193 naciones sólo “tomó nota” del nuevo acuerdo, un pacto no vinculante para luchar contra el calentamiento global negociado por Estados Unidos , China, India, Brasil y Sudáfrica.
Las 193 naciones no apoyaron completamente el plan, que establece una meta para limitar el calentamiento global a un aumento máximo de 2 grados centígrados sobre niveles preindustriales.
También ofrece la posibilidad de un fondo de financiamiento de 100.000 millones de dólares en asistencia anual a naciones en desarrollo para el 2020.
El plan no especifica los recortes de emisiones de gases necesarios para limitar el calentamiento en 2 grados centígrados, considerado el umbral para los peores efectos del cambio climático que incluyen masivas inundaciones, sequías, aludes, tormentas de arena y aumento del nivel de los mares.
TORMENTOSA REUNIÓNEn una tormentosa sesión durante la noche, los diálogos llegaron al borde del colapso después de que Sudán, Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia se unieron para denunciar el plan liderado por Estados Unidos tras el retiro de cerca de 120 líderes mundiales al terminar la cumbre el viernes.
Las negociaciones de la ONU deben operar bajo consenso. Bajo un compromiso para evitar el colapso, la decisión final daría a conocer una lista de los Estados a favor de un acuerdo y aquellos en contra.
Un acuerdo requiere un apoyo unánime para ser adoptado, y Gran Bretaña dijo que un fracaso retrasaría la entrega de fondos comprometidos a los países más pobres para luchar contra el impacto del cambio climático.
El resultado podría llevar a que Estados Unidos y China – los dos mayores contaminantes del mundo – lideren una política global sobre cambio climático, y destacó falencias en el caótico proceso de la ONU.
CRÍTICASUna sesión plenaria final que se extendió toda la noche, presidida por el primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, y que involucró negociadores nacionales, estuvo marcada por intercambios crecientemente irritables.
La disputada sesión tocó su punto más bajo cuando un delegado sudanés dijo que el plan en Africa sería como el Holocausto al causar más inundaciones mortales, sequías, aluviones, tormentas de arena y la subida del nivel del mar.
El documento “es una solución basada en los mismos valores que, en nuestra opinión, llevaron a seis millones de personas en Europa hacia los hornos”, dijo Lumumba Stanislaus Di-aping de Sudán.
El principal negociador de Suecia, Anders Turesson, no estuvo de acuerdo.
“La referencia al Holocausto es, en este contexto, absolutamente despreciable”, dijo Turesson.
BORRADOR DE ONUOtras naciones, incluyendo Estados de la Unión Europea (UE), Japón, un representante de la Unión Africana y la alianza de los Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por su sigla en inglés) instaron a los delegados a adoptar el plan como un borrador de la ONU para actuar contra el cambio climático.
“Tenemos un riesgo real de que las charlas sufran el mismo destino de las negociaciones de la OMC y de otras discusiones multilaterales”, dijo el presidente de Maldivas, Mohamed Nasheed, instando a los delegados a apoyar el plan para evitar que el proceso se dilate por años.
Si algunas naciones se oponen, el acuerdo sólo sería adoptado por sus partidarios, los que actualmente están integrados por un grupo de países que producen más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Muchas naciones dijeron que el acuerdo está lejos de las ambiciones de la ONU para las charlas, planeadas como un punto de inflexión para impulsar al mundo hacia la energía renovable y lejos de los combustibles fósiles.
http://elcomercio.pe/noticia/383517/copenhague-aprobo-acuerdo-medio-polemica-rechazo-varios-paises