domingo, 7 de junio de 2009

Indígenas buscan a muertos y desaparecidos tras protesta en Perú

(Reuters) Recoger a muertos supuestamente dispersos por el campo y hallar a incontables desaparecidos eran el domingo la preocupación de centenares de acongojados indígenas amazónicos peruanos, que se refugiaron en un centro católico tras los violentos choques con la policía. Cobijados por las Hermanas de la Santísima Trinidad en Bagua Grande, los nativos -muchos heridos y con otras huellas de las peleas del viernes y sábado- pedían garantías al Gobierno del presidente neoliberal Alan García, al que desafiaron exigiendo respeto a sus territorios y recursos naturales.“Están desprotegidos, con miedo. Los hemos acogido desde que comenzaron a llegar ayer (sábado) poco a poco y ahora quieren organizarse para salir a buscar a sus muertos y desaparecidos”, dijo la hermana Rosa María Archila, responsable del centro.
La religiosa indicó que eran unos 700 los indígenas, entre ellos varias mujeres y niños, que buscaron la protección de la Iglesia Católica tras sus protestas contra una política de inversiones expresada en una ley sobre la explotación de hidrocarburos y otros recursos de las selvas.
Dirigentes indígenas dijeron que casi todos los refugiados participaron en el bloqueo de una carretera que fue levantado el viernes en una operación policial que, según el Gobierno, dejó muertos 13 uniformados muertos, nueve manifestantes y cuatro pobladores.Otros diez policías murieron el sábado aparentemente degollados en una estación petrolera y dos estaban desaparecidos, de acuerdo con la versión oficial, a la que los nativos responden con su propio recuento de más de 30 indígenas abatidos a tiros.
“Estamos preocupados por la matanza de nuestros hermanos, fue una balacera a campo abierto”, dijo Carlos Anchanchi, uno de los dirigentes refugiados.“Nos han dicho que muchos de nuestros hermanos muertos han sido tirados al río Marañón para ocultar la matanza, y por eso pedimos garantías para ir a buscarlos”, agregó.
Jefes policiales evitaron rechazar de frente la denuncia de la desaparición de cadáveres y dejaron el caso dependiendo de las investigaciones judiciales, en tanto que miembros de la jerarquía católica anunciaron iniciativas para emprender la búsqueda de los presuntos fallecidos.La búsqueda abarcaría también a los desaparecidos, al menos 400 según los indígenas, que habrían huido monte adentro tras los choques en la carretera entre Bagua Grande y Bagua Chica.
Los indígenas en el convento levantaron una lista inicial de 72 desaparecidos.
GARANTIAS
Ricardo Tuchía, indígena de la región de Condorcanqui, dijo que vio cómo supuestos policías quemaban tres cuerpos, pero se abstuvo de dar más detalles exigiendo “garantías para ir a buscar y rescatar todos los cadáveres”.
Señaló, apelando a relatos de otros nativos, que los manifestantes muertos “seguro que son más de 30”.No había reportes independientes sobre el número de víctimas mortales por la violencia, por la cual la ministra del Interior Mercedes Cabanillas responsabilizó el domingo a “indígenas terroristas” liderados por Alberto Pizango, un activista que según afirma pudo haber huido hacia la vecina Bolivia.Pascal Progin, un representante de la Cruz Roja que llegó a Bagua, declaró que había comenzado el acopio de datos, a la par de sus gestiones para garantizar los derechos de los 72 indígenas detenidos tras los choques.“Hemos venido para tener contacto con todos los interlocutores, no tenemos todavía información clara sobre detenidos, muertos o desaparecidos, estamos iniciando la averiguación”, dijo en las afueras de la base militar El Milagro, donde estaba la mayoría de los indígenas detenidos.A poco metros, Magda Díaz pedía sollozando que liberen a su esposo, de quien dijo era un vecino de Bagua que no participó en las protestas.“El sólo vino a mirar y lo cogieron, ahora quiero que me den a mi esposo”, exclamó.
Otros vecinos relataron que policías dispararon indiscriminadamente contra los indígenas bloqueadores y los curiosos de Bagua, en un choque que por momentos pareció una batalla campal.En la refriega, nativos se apoderaron de más de 30 fusiles de la policía con los que, según su propia versión, respondieron a los disparos que hacían los efectivos tierra y aire.Los policías recuperaron tres de esos fusiles en una requisa el domingo en el centro católico de Bagua.
Fuente: El Comercio del 07.06.09

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