COPENHAGUE. El primer día de la cumbre del clima que comenzó ayer en Copenhague tuvo más el aspecto de una cita festiva que el de la jornada inaugural de las negociaciones más complicadas y trascendentales que la humanidad haya emprendido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los miles de participantes, provenientes de los cuatro confines del planeta, pese a traer preocupaciones y agendas difíciles de conciliar en las maletas, parecían todos adherir a la arenga lanzada por el anfitrión, el primer ministro danés, Lars Rasmussen, durante el primer plenario: “Un acuerdo está a nuestro alcance”.
El optimismo palpable ayer en el Bella Center, el gigantesco y modernísimo centro de convenciones donde más de 15.000 personas (entre delegados nacionales, periodistas, activistas, científicos) esperan dar a luz un acuerdo mundial para combatir el calentamiento global, empezó a gestarse apenas hace unos días con las ofertas de recorte de emisiones de CO2 que Brasil, China, India y Sudáfrica pusieron sobre la mesa y con el anuncio del presidente estadounidense, Barack Obama, de sumarse a los más de 100 jefes de Estado que ya han confirmado su presencia en la capital danesa el viernes 18, el último día de la conferencia.
La decisión de la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. de declarar los gases de efecto invernadero como nocivos para la salud de los seres humanos, propalada al final de la jornada, robusteció todavía más los ánimos, dado que permitiría a Obama actuar con más ambición en la cruzada por el clima, más allá de las cortapisas impuestas por el Senado.
Sin embargo nada garantiza que las buenas vibraciones que caracterizaron el inicio de la conferencia se mantengan en los próximos 11 días. Copenhague tiene que arrojar ambiciosas metas de recortes de emisiones de CO2 tanto de los países industrializados como emergentes y acopiar compromisos financieros anuales de alrededor de 200 mil millones de dólares anuales a partir del 2020 (y al menos US$ 10 mil millones anuales entre el 2010 y el 2012) que permitan a los países en desarrollo enfrentar los primeros impactos del cambio climático y prosperar económicamente sin causar los descalabros medioambientales perpetrados por los países ricos en su proceso de industrialización.
Sin ánimos de aguar la fiesta, Tasneem Espoo, de la organización ambientalista WWF, recordó ayer que con los objetivos de disminución de gases presentados hasta ahora por los países industrializados el planeta se encaminaría a un alza de temperatura de 3,8 °C en las próximas décadas. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el órgano científico que asesora a la Secretaría del Clima de la ONU, ha advertido que para evitar los efectos más catastróficos del calentamiento global es necesario limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a máximo 2 °C.
Los representantes de la UE señalaron ayer en su primera conferencia de prensa que ni la meta de recorte de emisiones de CO2 de EE.UU. ni la presentada por China son suficientemente ambiciosas como para que Bruselas incremente de 20% a 30% su oferta de reducciones con miras al 2020 respecto a 1990, una horquilla prevista en la propuesta europea para instar a los más grandes emisores de CO2 a subir el nivel de sus ofrecimientos.
PRECISIONES
Conforme las chances de éxito de la Conferencia de Copenhague se han venido incrementando, los precios de las reservaciones en las suites presidenciales de los hoteles cinco estrellas de la capital danesa se han disparado.
Un total de 108 jefes de Estado han confirmado ya su presencia en la recta final de las negociaciones.
Desde el continente americano además del presidente estadounidense, Barack Obama, serán de la partida, entre otros el mexicano Felipe Calderón, el brasileño Lula da Silva y el recientemente reelecto en Bolivia Evo Morales.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner —según fuentes de su país—, “se lo está pensando”. “Alan García no viene”, confirmó ayer en la mañana, resignado, a El Comercio un miembro de la delegación peruana. ¿Tendrá algo más importante que hacer?
El optimismo palpable ayer en el Bella Center, el gigantesco y modernísimo centro de convenciones donde más de 15.000 personas (entre delegados nacionales, periodistas, activistas, científicos) esperan dar a luz un acuerdo mundial para combatir el calentamiento global, empezó a gestarse apenas hace unos días con las ofertas de recorte de emisiones de CO2 que Brasil, China, India y Sudáfrica pusieron sobre la mesa y con el anuncio del presidente estadounidense, Barack Obama, de sumarse a los más de 100 jefes de Estado que ya han confirmado su presencia en la capital danesa el viernes 18, el último día de la conferencia.
La decisión de la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. de declarar los gases de efecto invernadero como nocivos para la salud de los seres humanos, propalada al final de la jornada, robusteció todavía más los ánimos, dado que permitiría a Obama actuar con más ambición en la cruzada por el clima, más allá de las cortapisas impuestas por el Senado.
Sin embargo nada garantiza que las buenas vibraciones que caracterizaron el inicio de la conferencia se mantengan en los próximos 11 días. Copenhague tiene que arrojar ambiciosas metas de recortes de emisiones de CO2 tanto de los países industrializados como emergentes y acopiar compromisos financieros anuales de alrededor de 200 mil millones de dólares anuales a partir del 2020 (y al menos US$ 10 mil millones anuales entre el 2010 y el 2012) que permitan a los países en desarrollo enfrentar los primeros impactos del cambio climático y prosperar económicamente sin causar los descalabros medioambientales perpetrados por los países ricos en su proceso de industrialización.
Sin ánimos de aguar la fiesta, Tasneem Espoo, de la organización ambientalista WWF, recordó ayer que con los objetivos de disminución de gases presentados hasta ahora por los países industrializados el planeta se encaminaría a un alza de temperatura de 3,8 °C en las próximas décadas. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el órgano científico que asesora a la Secretaría del Clima de la ONU, ha advertido que para evitar los efectos más catastróficos del calentamiento global es necesario limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a máximo 2 °C.
Los representantes de la UE señalaron ayer en su primera conferencia de prensa que ni la meta de recorte de emisiones de CO2 de EE.UU. ni la presentada por China son suficientemente ambiciosas como para que Bruselas incremente de 20% a 30% su oferta de reducciones con miras al 2020 respecto a 1990, una horquilla prevista en la propuesta europea para instar a los más grandes emisores de CO2 a subir el nivel de sus ofrecimientos.
PRECISIONES
Conforme las chances de éxito de la Conferencia de Copenhague se han venido incrementando, los precios de las reservaciones en las suites presidenciales de los hoteles cinco estrellas de la capital danesa se han disparado.
Un total de 108 jefes de Estado han confirmado ya su presencia en la recta final de las negociaciones.
Desde el continente americano además del presidente estadounidense, Barack Obama, serán de la partida, entre otros el mexicano Felipe Calderón, el brasileño Lula da Silva y el recientemente reelecto en Bolivia Evo Morales.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner —según fuentes de su país—, “se lo está pensando”. “Alan García no viene”, confirmó ayer en la mañana, resignado, a El Comercio un miembro de la delegación peruana. ¿Tendrá algo más importante que hacer?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.